Pseudofeminismo

Como soy nueva en este mundo bloguero, me leo todos los manuales que hay de cómo hacer que mi blog sea conocido. Todos tienen muchas fórmulas, unas más afortunadas que otras pero todos coinciden en una, que no deja de ser una perogrullada, pero la marcan como regla de oro para que se conozca tu sitio:

Visitar otros sitios.

Como yo últimamente tengo un poquito más de tiempo libre, (¿Les he dicho que estoy en el paro? ¿Sí? Pues estoy en el paro) me dedico a pulular ó como dirían en mi pueblo a “pajarear” por la red.

Voy de blog en blog viendo, leyendo y en aquellos que me parecen interesantes, comento y los meto en la lista de “probables”, quiere decir que me pasaré varios días a ver cómo son y cómo respiran.

Si me gustan, ya sea por su temática ó su manera de escribir, ó simplemente porque hay algo en el blog que me inspira confianza aunque toque temas que no me interesen demasiado, me suscribo y me convierto en seguidor.

Pero hay decenas y decenas que leo pero no conecto con ellos así que pasan a engrosar lo que yo llamo “la nebulosa”.

¿Y porque os cuento todo esto?

Porque como tengo mucho tiempo libre, visito muchos, muchos blogs al día y hay una clase de blogs que me han despertado una curiosidad sociológica grande.

Generalmente son blogs escritos por mujeres ó eso dicen en sus perfiles, en su gran mayoría treintañeras ó eso dicen, con un trabajo de media ó superior cualificación y que en un porcentaje no pequeño son funcionarias, solteras ó con parejas más ó menos estables ó eso dicen.

La temática es casi siempre variopinta y relata el día a día más ó menos. Ahhh y otra cosa, muy viajeras y viajadas casi todas.

Sus relatos son casi siempre de carácter bastante independiente, liberado, incluso algunos de ellos desinhibido. A primera vista todo es muy coherente pero cuando vuelves a leer, vas encontrado expresiones del pelo “así mi churri me tiene entretenida”, “de esta manera no tendrá queja de mí” y pensamientos bastante machistas, que estoy segura de que si ellas mismas las leyeran en otro sitio, y no digamos en un blog escrito por un hombre, no dudarían en calificarlas de esa manera.

A menudo tienen pareja y su relación con ella tiene muchos episodios de reivindicación, lo que me hace pensar que dicha pareja no es tan liberal como ellas y claro, no entiendo cómo alguien con las ideas claras en ese sentido se pone a salir y menos a vivir con alguien totalmente opuestos a ellas en ese tema fundamental.

Entiendo una relación basada exclusivamente en el sexo ya sea de manera esporádica ó continua porque el tema entre los dos funciona bien. Lo que no entiendo es una convivencia diaria con alguien que en un tema fundamental como ese, es opuesto a nosotros. Y más hoy en día donde no hay problema para las relaciones interpersonales libres.

Así que al tiempo las dejan porque les coartan su libertad, no están pendientes de ellas, no conectan en lo fundamental y algunas premisas más, que misteriosamente se repiten en diferentes sitios. He llegado a la conclusión de que no ver la televisión está afectando mi capacidad de entender ciertas actitudes sociológicas. Porque sospecho que ciertas series televisivas marcan pautas de comportamiento y expresiones, porque es poco probable que se repitan tanto las mismas frases hechas.

Pero cuando la pareja, o sea el tío se las pira, porque al principio ellas relatan que lo han dejado, pero como al final todo se sabe, cinco post más allá, se quejan amargamente de que una buena mañana se levantaron y el pichón había volado y ahora ellas se dan cuenta de que lo adoran y que no saben si podrán vivir sin él y me recuerdan bastante a mis desengaños amorosos de cuando tenía dieciséis años. Eran terribles y siempre estaba segura de que no volvería a encontrar a nadie como ÉL.

Pero claro, éstas ya tienen sus treinta y pico, viven solas ó en compañía de otro y lo de pretender el “Love Story” diario es un poquito cansino.

Y Creo que las mujeres, que ya somos bastante complicadas para los hombres de manera natural, hemos incorporado otro factor más a desentrañar por el sexo opuesto:

El pseudofeminismo.

A saber:

-Quiero ser libre, independiente, liberada, pero me encanta que andes detrás de mí preguntando dónde estoy. Si no lo haces eres un desconsiderado.

-No quiero que me veas como un objeto sexual, pero si me compro el tanga super sexy (¿para qué?) y no me dices nada, me pillo un mosqueo imperial.

-En vacaciones me voy con mis amigas y algún amigo gay que es un encanto, a recorrer Indonesia en vez que quedarme contigo, porque me horroriza irme con tus padres a Cullera, además nuestra relación no es en firme; pero si no me llamas ó contactas conmigo todos los días a ver cómo estoy eres un rata de mierda, si con el Whatsapp sale gratis y en cuanto llegue a España vamos a hablar seriamente de lo nuestro.

En fin, podría seguir de manera indefinida, porque material hay para una enciclopedia.

Y mi reflexión es que lo que hay por ahí es mucha” liberada a la fuerza”, no sindical, que de esas también, no, de las que van de independientes, mejor sola que mal acompañada, feliz con mi soledad etc, que en cuanto se les presenta perico el de los palotes pierden el culo literalmente, con perdón, para compartir su independencia.

Eso si, todo vestidito de mucho sexo libertino, contado casi en vivo y en directo, muchos amigos entre medias, mucho supuesto desmadre y demás, pero al final importa lo que importa y aquí la que más la que menos anda buscando un “marido como Dios manda” ya sea por lo civil, por lo eclesiástico ó por lo militar.