Tópicos femeninos

Definitivamente hay mujeres que parecen que entrenan todos los días de su vida para darle la razón a todos los que elaboran esos tópicos femeninos que luego las demás tenemos que desmontar a base de mucho esfuerzo y trabajo.

Lo que voy a relatar es rigurosamente cierto y cualquier parecido con la realidad no tiene nada de coincidencia.

El Consorte está pasando un virus estomacal y ha decidido que lo único que lo levantará del trono de cerámica es la manzanilla. No importa lo que le haya dicho el médico, él lo que necesita es manzanilla.

Como ustedes comprenderán, a estas alturas de mi vida no estoy yo para discutir los beneficios científicos acerca de las infusiones. El único inconveniente es que no tengo la milagrosa florecilla en casa, así que me armo de paciencia y me voy al supermercado a comprarle una caja

-¡Pero tráeme una caja de las grandes!

Pues eso, marchando un saco de manzanilla.

Me desplazo a un supermercado que acaban de abrir en mi zona por aquello de que así lo conozco. Llego y me aparco en el garaje subterráneo y me maravillo de lo amplias que son las plazas de aparcamiento, cosa que esta cadena de supermercados no suele tener porque aprovechan el espacio al máximo.

Compro la caja GRANDE de manzanilla y 49€ más, como es costumbre. Llego al aparcamiento y hay en él cuatro coches. Repito en un parking con unas 70 plazas hay cuatro (4) coches.

Abro el maletero y me dispongo a guardar las bolsas. De repente siento que viene un coche. Levanto la cabeza y veo un auto tipo monovolumen, concretamente un Citroen Picasso, con una mujer de mediana edad. No sé precisar sus años, pero ni es una jovencita ni es una abuela. El coche muy nuevo de matrícula.

La mujer se dispone a aparcar su coche en la plaza de garaje de mi lado derecho. Esa plaza está entre una columna y una pared. Mete el coche muy cerrado y no puede entrar a la primera. Da marcha atrás, gira las ruedas pero las gira al revés así que cuando lo vuelve a intentar, no puede entrar.

Yo sigo metiendo mis bolsas. Siento que da marcha atrás para desistir de esa plaza…y se decide por la que está justo a mi izquierda. Vuelvo a repetirles a los lectores que hay cuatro coches en todo el parking.

Siento que está metiendo el coche y oigo un ggggñññññhh. Levanto la cabeza asustada y veo que la conductora está estrenando la columna con su aleta derecha. Frena, mete marcha atrás, gggggññññhhhh, acaba de repasar la columna y la aleta, no vaya a ser que se quede la cosa en una nadería.

“Bueno, ya que tiene que dar el parte al seguro, que le compense” que diría El Niño.

No se baja a ver qué ha ocurrido. Creo que está convencida que lleva un Leopard en las manos y que “se joda la columna”. Siento que mete otra vez marcha atrás con violencia con la clara intención de desechar esa plaza también.

Termino de meter mis bolsas, cierro el maletero y me voy, lo más lejos que puedo de ella, a dejar el carrito del supermercado. Cuando estoy dejando el carrito escucho un enorme ¡GGGGÑÑÑÑHHH! Me giro y veo que ahora la cosa está de la siguiente manera:

La buena mujer, entre toooodas las plazas libres, ha escogido una plaza que tiene una columna a su izquierda, ha entrado mal y está rebañando la pintura de la columna y jodiendo la aleta derecha del coche.

Me paro y me empieza a entrar la risa floja. Veo el panorama de cómo está dejando el coche en ese parking totalmente vacío con decenas de plazas centrales sin ninguna columna y que podría aparcar el coche perpendicularmente sin problema, pero ella no está dispuesta a dejar las cosas a medias.

Vuelve a dar marcha atrás ¡GGGÑÑÑHH! Acaba de rebañar la columna y de joder la aleta; para el coche en la calle central y se baja visiblemente alterada.

-¡¡Pero qué le pasa a este parking!! Y el eco es ensordecedor, debido a lo vacío que está el lugar.

Yo voy caminando hacia mi coche por el fondo del parking ya que temo que decida aparcar por donde voy andando. No puedo acercarme a ella porque sé que me voy a matar a reír y va a ser peor el remedio que la enfermedad, así que prefiero pasar por abuela despistada que por abuela cabrona, pero a la vez pienso que estas habilidosas mujeres son las responsables de que tengamos la fama que tenemos. Bueno, la mía del parking y todas estas…

¡Que tropa!

Rutinas

Los seres humanos, somos realmente especiales.

De pequeños tienen que enseñarnos a desarrollar hábitos. A nuestros padres les cuesta Dios y ayuda que tengamos una serie de rutinas que harán de nuestra vida algo mínimamente organizado y coherente.

Sin embargo de mayores nos cuesta Dios y ayuda salir de nuestras rutinas cotidianas. Menos mal que en casa algunas veces es imposible.

Hoy he recordado una anécdota de hace semanas, que ilustra lo que digo.

Antecedentes:

El chino de nuestro pueblo es un chino que está aguantando la crisis de maravilla en un municipio donde han quebrado dos chinos antes que él.

Nunca he querido pensar el porqué. Mi estómago prefiere no saberlo.

El chino de mi pueblo, al único que entiende de mi casa es al niño. El niño cuando llama al chino habla como el chino pero en español y el chino le entiende. Llamo yo y le hablo en español y le tengo que repetir siete veces lo mismo., Ejemplo práctico:

-un arró tré delisia (el niño)

-Un arroz tres delicias (Yo)

Así que hemos designado al niño Interlocutor Oficial con el chino.

-¿Pedimos chino para cenar hoy?

-¡No consorte, chino noooo!

-Chino siiiii, porque me gusta el chino y yo no me quejo cuando vosotros pedís pizza. Pizza que yo no puedo comer y me toca comer ensaladita mientras vosotros zampáis sin compasión delante de mí. Así que hoy, chino.

-¡Niño, pide chino!

Así sin más. Y es así porque nosotros llevamos pidiendo lo mismo en el chino, desde hace años. A saber:

1 Rollito especial (delicia que nadie sabe en qué consiste y que se come el consorte en solitario. Nadie más se atreve)

2 arroz tres delicias. (arroz blanco con guisantes y algo que recuerda a trocitos de tortilla francesa)

2 tallarines con gambas (macarrones con salsa de soja, brotes de soja y dos gambas para que el chino pueda poner en el menú el plural de la palabra gamba)

2 verduras con gambas (lo mismo que lo anterior cambiando los macarrones por repollo y zanahoria)

1 Cerdo Chao sao (rodajitas de vaya usted a saber qué con una salsa que nos gusta)

1 Wong tong frito (Riquísima masa rellena de vaya usted a saber qué, que la que escribe solo come lo de alrededor, por si acaso)

1 Pan chino (bola de masa indefinida que si el chino calienta lo suficiente al microondas está buena, sino el centro está congelado)

Este menú está estudiado al milímetro para se llegue a los 30€ necesarios para que nuestro amable chino nos regale una botella de “Licor de flores”.

Después de muchas teorías de cómo elabora el licor de flores, la que gana como probable es aquella que dice que coge una botella de alcohol, le echa unas gotitas de cualquier licor barato del mercado, coge las flores de plástico que tiene en las mesas del restaurante, las mete dentro de la botella, les da unas cuantas vueltas y ¡Voila! Ya tenemos el “licor de flores” y los centros de las mesas limpios.

Nuestro interlocutor empieza a pedir la comanda en “espanchi”, pero algo es diferente.

-¿Cómo que numero? Yo no tengo número colega. ¿si? ¿seguro? Espera.

¡¡¡Mamáaaaaaaa acercame el papel del restaurante que ahora va por número!!!!!

-Si gritas un poquito más te ahorras el teléfono con el chino. Directamente te oye desde el restaurante. Toma.

Papelito de publicidad del restaurante con todos los platos del menú con sus correspondientes números.

-sí. Si colega 21 tallarine con gamba…

A los quince minutos está a la puerta la moto del chino con el pedido.

La mesa está puesta y todo listo. 3, 2, 1 ¡¡¡ A comer!!!

-Oye esto que es

-¿Ni idea y esto?

-¿¿¿¿¿¿¿Oye pero tú que has pedido???????

-¡¡¡Yo lo mismo de siempre!!!

-Pués ya me cuentas, porque esto se parece mucho a unas berenjenas.

-A ver si es que se ha equivocado de pedido

-¡¡¡¡¡¡¡¡El chino no se equivoca nunca!!!!!!!!! Que es colega mío y yo te digo que no se equivoca. Ese chino es perfecto.

El consorte y yo nos miramos.

-¿Tú sigues con la chica ésta que sales no?

-¡Iros a la mierda! Voy a llamar a ver qué ha pasado.

-Hola soy yo El Niño, oye que el pedido no es el mio….

-Yo pido 2 arró tré delisia

-si número 24. No, no número 31, número 24.

-No, no en papel mío no. En papel mío número 24 arró tre delisia no Chao La Fan ¿qué e Chao La fan? Ahhhhhhh

-Pera, Pera. Donde….pera…. 2011

-No yo solo tengo este papel. Jodeeer yo no tengo nuevo. Vale vale. Llamo vuelta ahora mimo, vale.

Que estamos desactualizados. Que hay un nuevo menú que han sacado en abril y que nosotros tenemos el viejo.

-Mira a ver si convences a tu colega para que te lo cambie y que traiga lo nuestro y le devolvemos lo que ha traído.

-Hombre no creo que quiera, pero lo puedo intentar.

-¡Pero si ni lo hemos tocado!

Y de pronto nos miramos los tres…

Mientras nosotros estábamos desentrañando el misterio del menú, la piraña que habíamos dejado sola en la cocina estaba dando buena cuenta de los nuevos manjares en solitario y sin que nadie le pusiera coto.

Entramos y allí estaba. La niña sola y feliz con todas las viandas para ella.

-Fuef efto nuevo eftá buenísimo ¿¿ehh? Probadlo. Probadlo que si no se termina.

-Colega, que soy El niño, que está bien que nada, que comemo esto, vale, vale, adiós.

Así hemos abierto nuestro horizonte en el menú de nuestro chino. Y claro, le hemos pedido un papelito de los nuevos, porque en definitiva, nosotros somos gente rutinaria.