Es imposible concebir la cultura mediterránea sin el aceite de oliva. Sus orígenes se remontan al 3000 AC cuando los fenicios lo llevaron por la cuenca mediterránea. Los griegos lo utilizan para diversos usos. Pero es durante la época romana cuando Hispania (hoy España) y más concretamente Bética (Hoy Andalucía) era el principal proveedor de aceite de oliva a los habitantes de Roma. El dorado elemento se transportaba en ánforas que pueden verse en el monte Testacio en la capital italiana.
Las plantaciones de olivos por toda la península ibérica al igual que en todo el sur de Europa convirtieron a este producto en una de la materias primas más importantes y valoradas de la época, importancia que dura hasta nuestros días.
El aceite más apreciado es el aceite de oliva virgen extra, que es el que se saca por prensa en frio por medios exclusivamente mecánicos y por supuesto, solo contiene aceituna. Es esta calidad la más recomendable para elaborar los aceites aromatizados.
Los aceites que de los que hablo están realizados con aceite de oliva virgen extra de variedad hojiblanca porque personalmente es la que más me gusta, pero el aceite de oliva, como el vino, es cuestión de gustos y como me dijo en una ocasión el dueño de una gran bodega española: “El mejor vino es el que te gusta” y con el aceite pasa igual.
Las hierbas aromáticas que se utilizan deberían estar recogidas de la huerta en el momento de echarlas al aceite pero se pueden comprar en el supermercado perfectamente. El consejo que doy es utilizarlas cuanto antes una vez que se han comprado, porque si se dejan en la nevera varios días, perderán sabor y el aceite no tendrá demasiado aroma.
Las botellas de cristal son especialmente atractivas para este propósito, pero no debemos olvidar que la luz es un gran enemigo del aceite de oliva ya que destruye sus propiedades, así que recomiendo que el tiempo de maceración y durante su uso estén las botellas en la oscuridad, metidas en un mueble por ejemplo.
El tiempo de maceración de todos ellos ronda los 40 días pero esto, como todo, va en gustos. Lo mejor es ir probándolo hasta que el sabor sea el que deseamos.